Siempre he sido una persona que practica el arte de estar presente en cada acto que realiza a lo largo del día. Ya sea manteniendo una conversación o simplemente viendo una película, me esfuerzo por sumergirme por completo en la experiencia. ¿Por qué menciono esto? Porque en esta era tecnológica en la que vivimos, a menudo olvidamos apreciar los momentos mágicos que suceden en nuestro día a día. Aunque soy una amante de la tecnología y las redes sociales, siempre he priorizado estar presente en los momentos importantes de mi vida, especialmente durante las conversaciones con mis seres queridos: lamentablemente, esto se ha vuelto más complicado, ya que parece que la gran mayoría de las personas están más interesadas en el mundo virtual que en aquellos que están esencialmente a su lado.
Bueno, después de esta breve introspección, estoy lista para contarte un poco más sobre el mindfulness.
El Mindfulness, también conocido como atención plena, se puede comprara a un GPS para nuestra mente, porque nos ayuda a estar en el presente, a sintonizar con lo que está sucediendo en el aquí y ahora. Imagina que nuestra mente es como un mono saltando de rama en rama, siempre ocupada con el pasado o el futuro. El Mindfulness nos invita a bajar del árbol y sentir la tierra bajo nuestros pies.
En estos tiempos agitados, donde las notificaciones de nuestros celulares tiene nuestra atención permanente el mindfulness se ha transformado en mi cable a tierra. Es como encontrar una cuerda en medio del océano digital, una pausa para desconectar del ruido y reconectarme conmigo misma, mi entorno y lo que realmente importa en el momento que vivo en el presente. Y sé que no estoy sola en esta búsqueda. Cada vez más personas comparten esta experiencia, como si fuéramos exploradores en una expedición hacia nuestro interior y que bueno que más gente se atreva a despertar.
Pero aquí está la clave: el mindfulness no es solo una técnica para relajarse. Es mucho más que eso, es una filosofía de vida. Es como aprender a tocar un instrumento. Al principio, las notas pueden sonar desafinadas, pero con la práctica, la melodía se vuelve más armoniosa. Así sucede con la mente. Practicamos la atención plena para afinar nuestra conciencia, para escuchar la sinfonía de nuestros pensamientos y emociones sin juzgar.
Entonces, ¿por qué esta experiencia se ha vuelto tan compartida?
Porque estamos en el mismo barco. Anhelamos encontrar un poco de calma en medio de la tormenta. Así que respiramos, meditamos y aprendemos. Porque, al final del día, todos somos exploradores en este vasto territorio de la mente.
El mindfulness, o atención plena, no es solo una moda pasajera, yo la comparo con una brújula que nos orienta de vuelta al presente. Imagínate por un momento que tu mente es como un globo aerostático, siempre a punto de despegar hacia el pasado o el futuro. El mindfulness nos ancla, nos recuerda: "Aquí estás. Respira. Siente tus pies en el suelo".
Aunque esta práctica tiene raíces ancestrales, durante mucho tiempo fue malinterpretada. La gente pensaba que era solo para monjes en retiros espirituales o gurús en las montañas. Pero no, el mindfulness es para todos. Es como un legado ancestral que ha llegado a nuestras manos en pleno siglo XXI.
A mi igual me costó mucho al principio practicar el mindfulness. ¿Cómo podría sentarme en silencio y simplemente respirar? Pero, luego de practicarlo por algún tiempo, me convertí en instructora de mindfulness. Y ahí, en medio de las clases y las meditaciones, encontré la verdadera esencia. No era solo una técnica, era una forma de vida. Aprendí más sobre la atención plena al enseñarla que al practicarla. Cada respiración, cada pausa, se volvieron sagradas para mí.
El mindfulness, desde sus raíces budistas hasta su expansión en Occidente, ha evolucionado y dejado una profunda huella. En el presente, sus beneficios van desde la gestión de situaciones estresantes, la regulación emocional, la procrastinación, hasta la intervención de trastornos alimentarios, de personalidad, cáncer, enfermedad cerebrovascular y fibromialgia.
Recuerda que la práctica del mindfulness no se trata de perfección, sino de cultivar una relación más amable y consciente con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Cada vez que eliges dirigir tu atención al momento presente, estás haciendo un acto de autocuidado y empoderamiento.
El mindfulness nos invita a observar nuestros pensamientos, emociones y sensaciones de una manera consciente y sin juicios de valor. A través de la atención plena, no solo nos volvemos conscientes de ellos, sino que también nos damos cuenta de su naturaleza pasajera. Por lo anterior, dos conceptos claves para comprender el mindfulness son “la atención plena” y “los juicios de valor”.
Algunos beneficios del Mindfulness son:
Disminución de la rumiación mental
Reducción del estrés
Mejora del bienestar emocional
Aumento de la concentración.
Mejora de la salud mental.
Mayor autoconciencia
Empatía emocional.
En pocas palabras, los beneficios del mindfulness son realmente profundos y multifacéticos porque abarcan tanto nuestra salud mental como física. A través de una práctica constante, podemos experimentar una mejora significativamente nuestra salud emocional. En el aspecto físico, esta antigua técnica nos brinda mejoras en la salud del corazón, fortalece nuestro sistema inmunológico y nos ayuda a dormir mejor por las noches.
Al promover la atención plena y la conciencia, el mindfulness se convierte en una herramienta esencial para llevar una vida más equilibrada y significativa en un mundo que cada vez nos demanda más.
Así que te invito a embarcarte en este viaje hacia una vida más plena y consciente.
Busca contenido en esta página y comienza tu práctica de mindfulness hoy mismo y empieza a disfrutar los beneficios transformadores que puede ofrecer a tu vida.
Que tu día sea brillante!!
Negfertty🪬